domingo, 28 de enero de 2007

TEXTOS

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APROXIMACIÓN A LA ESTÉTICA

A través de los tiempos la estética ha sido tomada como la rama de la filosofía que se relaciona con las sensaciones, la belleza, y el conocimiento artístico de los objetos.
Las aproximaciones han sido diversas, al igual que las conclusiones. Pero la definición definitiva de este tema nunca ha sido totalmente clara, pues como es costumbre es tomada como algo puramente subjetivo.

La mayor parte de los filósofos han adoptado una posición frente a este tema, dependiendo estas, de sus teorías previas acerca de otros temas relacionados. Los racionalistas refiriéndose a la estética como un concepto al cual nos podemos aproximar desde la razón, y los empiristas desde los sentidos. Algunos otros como Kant, han considerado ambas posibilidades como formas de hacer la estética un concepto más comprensible.

El racionalismo, representado principalmente por filósofos como Platón, Descartes y Spinoza, se ha inclinado por la creencia que toma a la razón como conocedora absoluta y como único camino para un conocimiento perfecto y acertado. Platón, por ejemplo, pensó que la razón era la mas exacta pues era una sola para todos los hombres. Por otro lado Descartes, nos conduce por el camino de el ser pensante que debe pensarlo todo, pues es su manera de comprobar la existencia como ser racional. El ultimo, Spinoza, toma una posición mas espiritual, pues considera todo como venido de un ser perfecto pero necesario de ser conocido por el intelecto.

Esta posición, aunque valida desde algún punto de vista, es extremadamente arbitraria, pues niega por completo el uso de los sentidos, y son estos los que nos dan una aproximación mas directa con la obra o el objeto. Además, visto desde Platón, podrían surgir afirmaciones que nos llevan a dudar de la veracidad de sus teorías; estos son aspectos tales como ¿por qué si los hombres tenemos la misma razón, entonces las cosas no se nos presentan de las misma forma, sino que son diferentes dependiendo del sujeto que las conoce?

Por otro lado, los empiristas como Aristóteles, Locke, Berkeley y Hume, proponen el otro lado del conocimiento: el de los sentidos. Según Aristóteles, todo lo que se encuentra en la mente ha pasado previamente por los sentidos. De igual forma, Locke dice que los conceptos que la mente posee son el reflejo de lo visto por los sentidos, pero ya con un proceso intelectual posterior.

Esto nos lleva a considerar los sentidos como lo que mas rápidamente nos aproxima a la apariencia de los objetos, que entendida desde el conocimiento estético, es la forma que contiene a la esencia, aspecto a tratar mas avanzado el texto. Pero esto de igual forma no nos proporciona la totalidad del conocimiento, pues debe haber algo que nos haga entender estos elementos o características que percibimos con nuestros sentidos.

Asi, llegamos a una unión entre ambas posiciones, que es la necesidad de poseer ambas formas de entendimiento, pues lo que nos proporciona la racionalidad, complementa el conocimiento adquirido por los sentidos, es decir, el segundo nos aproxima al objeto pero el primero lo analiza y nos establece los parámetros o conceptos obtenidos, de manera que sean útiles en un futuro. El filosofo que mas se aproxima a esta concepción dualista es Kant, pues el plantea un equilibrio entre ambos para poder llegar a un completo conocimiento. Propone que la información es recibida por los sentidos para después pasar por la razón, la cual crea, organiza y selecciona los conceptos.

Todo lo anterior parte de 2 elementos de la estética relevantes que deben ser estudiados para entender la “estética de un objeto”. Como primera medida, tomamos la apariencia del objeto (empirismo); tras esto acogemos la esencia del objeto como tal (racionalidad) en el arte. Estos dos elementos son entendidos como lo que contiene y expresa (apariencia) y lo que es contenido y da identidad (esencia).

Esto nos lleva a analizar la estructura del conocimiento estético, el cual, siguiendo lo propuesto por Kant se divide en la parte sensitiva y en la parte racional. La primera parte es la sensitiva, la cual se resume como la reacción, en cadena, del sujeto con respecto al objeto. Posteriormente, interviene la razón, pues esta analiza la información dada por los sentidos y la organiza, hasta ir creando conceptos, que servirán para crear un bagaje con respecto a la estética.

Todo este proceso se da gracias a la relación que establece el sujeto con el objeto conocido, pues en el arte estos dos elementos se involucran el uno con el otro, afectándose, es decir generando, las ya mencionadas, reacciones del sujeto frente al objeto. Todo esto desencadena en el gusto reflexivo, que es momento en el cual el sujeto entra a explicarse los conceptos y a compartirlos.

De esta forma, podemos ver, que la estética vista desde los elementos, desde las aproximaciones y desde los procesos, siempre establece un equilibrio entre los sentidos y la razón, llegando así a una dualidad entre los pensamientos, pero de igual forma acercándose cada vez mas a una definición mas exacta y mas certera que nos lleve a poder juzgar o a establecer parámetros que hagan un poco mas ecuánime el concepto de lo que se pueda considerar estéticamente satisfactorio, sin importar si es bello o feo.



¿CUANDO SE CRUZA LA LÍNEA ENTRE ESCULTURA Y ARQUITECTURA?


Probablemente ni siquiera exista una línea que divida estos dos artes, pero talvez si exista un limite no tan radicalmente definido que nos ayude a entender en que momento la escultura empieza a ser arquitectura o viceversa, y es aquí donde surge la pregunta que busca establecer cual de estas dos transformación es la mas viable.

La escultura es la rama de las artes plásticas que se ocupa de la creación de formas artísticas mediante procesos como modelar, tallar y esculpir, en tres dimensiones con muy diversos materiales tales como barro, piedra, madera, metal u otra materia conveniente y técnicas, representando en bulto figuras de personas, animales u otros objetos de la naturaleza, o el asunto y composición que el ingenio concibe.

A partir de lo anterior, podríamos empezar a encontrar limitantes en el proceso de transformación de la escultura a arquitectura, puesto que existen características inherentes a la escultura que no son propias, en lo general, de la arquitectura. Por ejemplo los procesos para la construcción de la obra escultórica.

Otro aspecto a tener en cuenta es el fin que se le da a la escultura, el cual casi siempre, aunque aclaro, no en la totalidad de las veces, es la figura humana o al menos se deriva de la misma. A diferencia de la arquitectura, la cual tiene fines absolutamente diferentes y toma referencias en una diversidad de formas independientemente de si son humanas o no.

Visto de esta forma, es bastante arriesgado proponer que la escultura se transforme en arquitectura. Pero si talvez tomamos la escultura desde un punto de vista mas abierto a las posibilidades de creación, empezamos a encontrar puntos a favor de este proceso, que nos llevaran de igual forma al proceso inverso.

Por ejemplo, la escultura entendida como una obra que busca representar algo, sin hacer referencia a la figura humana y que además se genera a escala humana, que puede empezar a ser recorrible, o que puede generar sensación, aspecto que comparten tanto la escultura como la arquitectura, empezamos a entender a la escultura como una aproximación en algunos casos tangencial, en otros no, a la arquitectura, obviamente sin cumplir con todas los fines de la ultima.

Es así como podemos, aunque no profundamente, establecer que la línea entre estas dos artes no existe como tal, sencillamente son una serie de aspectos o cambios que se van generando paso a paso, no radicalmente, que empiezan a combinar las dos artes. De igual forma podemos verlo en la arquitectura, puesto que se tiene un fin funcional, pero podríamos empezar a generar espacios, a hacer uso de los elementos principales de la arquitectura (muros cubiertas y pisos) para mostrar o interpretar algo, cumpliendo con las características de ambas artes.

Pero aun con lo anterior, es evidente que existe mayor facilidad en la inclusión de la escultura en la arquitectura que al contrario, pues hay mayores variables en juego en la segunda que son inherentes a la misma y que si no se cumplen se inicia una descomposición de su esencia.



LA FORMA SIGUE A LA FUNCIÓN


La discusión acerca de la función y la forma, y cual es su relación verdadera arroja una serie de resultados, con argumentos validos en cada caso y ninguno es menos complejo que el anterior.

Cuando hablamos de la forma como consecuencia de la función, nos parece absolutamente coherente esta relación, puesto que seria una arquitectura absolutamente pensada y milimétricamente planeada, por lo tanto se asume que funciona correctamente y responde a las necesidades tal como y es requerido. Pero si esto es real, entonces ¿Por qué la arquitectura perdura, si la función original de la construcción no?

Tal vez lo que hace una obra buena o no, sea la respuesta que dio a la función que se le atribuyo en determinado momento y aunque después esta cambie, el valor que tuvo originalmente no se desvanece debido a la visible coherencia del proyecto.

Este tipo de preguntas, como la formulada anteriormente, empiezan a disolver la relación establecida en principio, y nos llevan a considerar a la función, una consecuencia de la forma. De esta manera, se podría explicar porque la arquitectura, o la obra arquitectónica, perdura a través de la historia pero su función no, y nos lleva a establecer nuevos parámetros acerca de cómo se juzga si una obra es buena o no arquitectónicamente. Entonces, partiendo de esto, podríamos decir que la arquitectura es buena en la medida en que pueda responder a la mayor cantidad de problemas posibles de la manera mas acertada.

A mi manera de ver, esta ninguna de las dos posiciones responde absolutamente al problema. Esto debido a que es claro que la función de un edificio en la generalidad del diseño, parte de una función o de una actividad preestablecida, pero de igual manera es posible que no sea la función la que determine el proceso de desarrollo del proyecto, sino que existen otra serie de aspectos que influyen.

Entonces, la función y la forma son solamente, la manera de plantear el problema y la solución, pero se pueden ir generando en un proceso paralelo y simultaneo que tendrá algún tipo de incidencia el uno en el otro, y que seguramente nunca podrán desligarse completamente, pero que es posible que en algún punto sean autónomos e independientes mutuamente.


ESTÉTICA: ¿RAZÓN O SENSACIÓN?


Una de las grandes polémicas de los filósofos a través de la historia, ha girado entorno la manera mas apropiada de conocimiento. Algunos filósofos como Sócrates, Platón, Descartes, Spinoza y Leibniz, se han inclinado radicalmente hacia el racionalismo, es decir, todo está en la razón y es preexistente. Por el contrario, Aristóteles, Locke Berkeley y Hume, se han ido por el lado del empirismo, que es el conocimiento a través de los sentidos.

Cuando hablamos de estética, debemos obligatoriamente hacer referencia al tipo de conocimiento necesario para una correcta aproximación a la misma. Es aquí, donde muchas personas tienden a decir inmediatamente que la estética está directamente relacionada con el empirismo, por ser algo subjetivo y además necesariamente experimentable, y aunque no están muy lejos de la realidad, no se puede pensar que es exclusiva del empirismo.

Al remontarnos a las teorías de los filósofos anteriormente mencionados, nos damos cuenta que ninguno de ellos nos lleva a total aproximación de la forma mas exacta, aplicable para la correcta asimilación de esta rama de la filosofía. Siempre se necesitara un equilibrio entre la razón y los sentidos.

Platón, al igual que Sócrates, propone que el conocimiento seguro viene de la razón pues ésta es la misma para todos los hombres. De igual forma, es seguido por Descartes, quien comienza su conocimiento dudando todo, lo que lo lleva a darse cuenta de su existencia como ser pensante (Pienso, Luego existo)[1], y esto a su vez lo encamina a pensar que es mas real que el mundo que percibimos. Spinoza, lleva sus estudios hacia una sustancia de la cual proviene todo (Dios).

Entonces, si seguimos el racionalismo como camino ideal para experimentar la estética, podrían surdir preguntas tales como: ¿Si la razón es la misma para todos los hombres, entonces cada obra de arte o arquitectura, es obvia para todos los seres humanos, aún cuando no la han conocido? Tal vez la repuesta de Platón sería que lo obvio no es la obra de arte como tal, sino el concepto de arte o de obra en general. Como respuesta podríamos preguntarnos: Entonces ¿todas las obras de arte se rigen por el mismo concepto?

Por supuesto que no. Cada obra tiene una historia y por lo tanto una influencia que la hace particular y diferente. Estas diferencias no solo provienen del carácter que le da el autor a la obra, sino de la forma como cada persona la experimenta y bajo que circunstancias es experimentado. Y si lo vemos como contrincantes al pensamiento de Spinoza, no entenderíamos como si una persona es agnóstica, comprende la obra igual que alguien creyente.

Es así como empezamos a buscar una salida en los sentidos, lo que nos remonta a los filósofos empiristas. Aristóteles plantea que lo que hay en el alma, es reflejo de la naturaleza, entonces no existe nada en la mente que no haya estado previamente en los sentidos. Locke habla de los pensamientos y los conceptos como reflejo de lo visto y lo oído, es decir, que las impresiones son elaboradas por el pensamiento, la fe y la duda. Ésta última lo lleva a pensar si el mundo si es como lo percibimos.

Berkeley, extrañamente, piensa que la materia no es real, ni se puede experimentar. Es Dios quien produce las sensaciones, es decir, “niega la existencia de un mundo material fuera de la conciencia del hombre.”[2].

Siguiendo ésta línea, ¿por qué, entonces, a veces una obra de arte nos es descrita para formarnos una idea acerca de ella, acertando en nuestra aproximación, esto aún sin haberla visto, o experimentado por los sentidos? Indica esto que algunas veces los sentidos no son la única forma de conocer, pero indudablemente, para formar una idea acerca de la obra, debemos tener un concepto acerca del material, los colores, las formas, etc.; estos conceptos necesariamente se formaron a partir de la percepción de los sentidos, es decir, son un reflejo de lo visto. Ahora está en nuestra mente, pero paso antes por los sentidos.

Otra manera de comprobar que el empirismo no es la respuesta única, son las personas con alguna falencia en sus sentidos. El ciego puede experimentar una obra, desde su propia manera de percibir. El sordo, de igual forma la experimenta desde otro ángulo totalmente diferente, pero aún así la obra es percibida, y cada uno crea un concepto diferente, siendo ahí donde la razón, entra a jugar un papel complementario en el conocimiento.

Entonces, ¿qué filósofo llego a una conclusión con la mayor aproximación posible? Kant.

En un principio estuvo de acuerdo con Hume, quien decía que todos nuestros conocimientos del mundo provienen de las percepciones. Pero también acogió a los racionalistas en cuanto a las condiciones que nos ayudan a captar el mundo. Jostein Gaarder lo dijo de la siguiente manera:

“opinaba Kant que hay determinadas disposiciones en nuestra razón, y que estas disposiciones marcan todas nuestras percepciones”

Así nos acercamos a la manera mas equilibrada de entender la forma de conocer de manera integral. Existen aspectos a conocer, que necesitan de los sentidos para ser captados, pero sin la razón sería difícil conceptuarlizarlos y organizarlos. La razón, tampoco sería útil si no existiera información que la hiciera funcionar. Razón y sensación son inseparables, complementarias e inherentes la una de la otra.



[1] “De algo su puede estar totalmente seguro a pesar de todo: de que duda. Pero, si duda, también tiene que estar seguro que piensa, y puesto que piensa tiene que ser seguro que es un sujeto que piensa. O como él mismo lo expresa:<>.
[2] GAARDER, Jostein. El mundo de Sofía. Siruela. Madrid, España. 50ª edición. 2002. Pág. 357



RAZON Y SENSACIÓN: SUS ELEMENTOS


Continuando con el planteamiento del anterior documento, nos damos cuenta que tanto el componente racional como el sensitivo, son necesarios en nuestro conocimiento estético. Pero cada uno de estos componentes se ramifica en diferentes elementos que los hacen funcionar de la manera adecuada para complementarse.

Deteniéndonos a analizar el componente sensitivo, el cual talvez sea el más extenso, encontraremos aspectos tales como sensaciones, impresiones, vivencias, sensibilidad, intuición, creatividad, fantasía, imaginación, el gusto y el placer.

Cada uno de estos elementos, tienes una relación, un orden y una jerarquía. Esta la podemos establecer, de acuerdo al proceso con el cual nos apropiamos de un objeto para conocerlo. Entonces podríamos plantear lo siguiente:

Al aproximarnos a un objeto, este nos causa una impresión, que es la sensación que ese algo causa en el sujeto. Esta sensación depende, en cierto grado, de la sensibilidad de la persona, es decir, la capacidad de respuesta del sujeto, a la causa. Este proceso, genera en el sujeto una respuesta, que se define como el gusto, y en este momento se dan dos posibilidades, que el efecto sea placentero o que no lo sea. Finalmente involucramos la intuición, entendida como la capacidad de comprender las cosas instantáneamente, sin razonamiento.

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